domingo, 7 de marzo de 2010

A Willy Toledo

Me alegra que este individuo se haya quitado la careta y, de una buena vez, se aclare que lo que le gusta de verdad es la política.
Ahora, ya por fin, puedo decirle que me parece oscena la utilización que, para defender sus postulados políticos, ha hecho de los ciudadanos durante años; que ha utilizado la buena fé de muchos ciudadanos para defender a los dictadores y sus actos. Que lo ha hecho a escondidas, bajo lemas por todos apoyables pero manipulándo y manipulándoles. Los ideales justos también pueden ser manipulables y este individuo ha demostrado cómo se hace.
Vengo de Budapest, allá he visitado el Museo del Terror, un edificio de la Avenida Andrassy, todo destinado a conservar la memoria de las víctimas húngaras, muertas durante el S.XX, víctimas de los totalitarismos sufridos por ellos; tanto los Nazis, como los Comunistas mataron sin tregua a la población resistente.
Le convendría a este individuo darse uan vuelta por allá, para que así conozca de verdad lo que con tanto ahínco defiende. Los teléfonos conectados, los delatores, los chivatazados, la propaganda, las acusaciones falsas en busca de unas migajas de comida. Los campos de concentración y los de trabajo, unos y otros destinados al exterminio del diferente. Las torturas, la horca en los calabozos; las porras, los coches de la policía política a medianoche que traían el terror a las calles.

Este individuo, que nunca ha estado sometido a un régimen dictatorial fascista, como los nazis o los comunistas que ha gozado de las bondades y los medios de la libertad de expresión ha demostrado ser un ignorante supino y un cínico que desprecia la vida humana y la verdad.

Supongamos que el mártir recientemente fallecido tras un larga huelaga de hambre y las torturas del Gobierno Cubano, fuese un preso común, supongamos que fuese cierto... ¿sería por ello justificable que, dentro de la cárcel se le torturara?. No, ciudadano Toledo, no lo sería. No lo sería porque el respeto de la vida humana es primordial, fundamental y absolutamente necesario. Pero además es que, en la Cuba Castrista, todo el que piensa es delincuente, porque dice la ley cubana castrista que no se puede pensar, que para pensar ya está el Régimen y eso, ciudadano Toledo, sepa usted que es fascismo, comunista sí y fascismo también. ¡¡¡Fascismo Comunista!!!

A sabiendas de todo esto yo no vuelvo a invertir ni un euro, ni un minuto de tiempo, en donde aparezca este individuo hasta que, al menos, pida disculpas por lo dicho y hecho.